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lunes, 16 de marzo de 2009

Celebración Naw-Ruz, Año Nuevo Bahá'í




El año bahá’i empieza, según el calendario gregoriano, el día 21 de marzo, en el que los bahá’ís celebramos la fiesta de Año Nuevo, llamado Naw Rúz. Esta celebración representa para los bahá’ís de todo el mundo –más de 6 millones– algo más que cambiar el número del año en el calendario. Esta fecha simboliza la aparición de una nueva Manifestación de Dios en la tierra.

En una hora determinada entre el 20 y 21 del mes de marzo, se produce cada año un fenómeno único que sólo se repetirá el 21 de septiembre: el equinoccio, es decir, el sol aparece en el meridiano y brilla por igual en toda la tierra, teniendo el día y la noche la misma duración. Los bahá’is consideramos que el equinoccio es el símbolo de la Divina Manifestación. Es como si el Sol de la Verdad se levantara sobre el horizonte y enviara sus rayos sobre toda la humanidad, al igual que el sol físico aparece en el equinoccio y hace que se inicie un nuevo ciclo transformador.

Así pues, el Año Nuevo bahá’í es un día sagrado que conmemora la aparición del Mensajero de Dios sobre la tierra y por tanto la llegada de un nuevo espíritu regenerador que como una “primavera espiritual” trae nuevas potencialidades y retos para la humanidad. El Naw-Rúz, es una fiesta de alegría y hospitalidad, en la que los bahá’ís de todo el mundo se reúnen con amigos, familiares y conocidos, para celebrar que Dios ha dotado a la humanidad con un nueva capacidad que le permitirá desarrollar una nueva civilización basada en la paz y unidad universal.


La Comunidad Bahá'í le invita al acto
se celebrará el día 21 (Sábado) a las 19'00 h.
en el Club Información
Dr. Rico, nº 17
Alicante

miércoles, 20 de febrero de 2008

martes, 19 de febrero de 2008

Saludos, caminante


Comienza aquí la nueva andadura de este medio de expresión y comunicación.

Gracias, sin duda a la ilusión de algunos compañeros que lanzando su voz al viento han hecho que las arenas del olvido que todo lo cubre, se levanten para dejar al descubierto, una vez más, este lugar de encuentro que puede convertirse en un oasis.

He aquí un lugar donde el Ser Humano puede descabalgar de sus quehaceres cotidianos y encontrar ese remanso de paz donde poder saciar la sed espiritual. Donde poder compartir las experiencias vividas por esos caminos de Dios. Donde intercambiar ilusiones, sueños, dudas, proyectos... Donde la pequeña llama de una vela puede encender muchas más.

Así que levantemos el telón con todo el sigilo de un bello amanecer y, sintiendo la luz y el calor del Sol sobre nuestro rostro, hagamos sonar con fuerza atronadora los trinos y gorgojos de las aves que anuncian un explendoroso nuevo día.

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